Laboral

Basura y bloqueo político ahogan a Sanlúcar a las puertas del verano

Carmen Álvarez reconoce la gravedad del problema estructural y la falta de recursos, mientras critica a la oposición y busca respaldo entre los trabajadores

La crisis del servicio de basuras desborda a Sanlúcar a las puertas del verano

Una mujer tira la basura en Sanlúcar Francis Jiménez

Luismi Morales

Sanlúcar

Sanlúcar de Barrameda atraviesa una grave crisis en el servicio de recogida de residuos, que llega en plena antesala del verano, con solo dos camiones operativos de los seis disponibles y contenedores desbordados en numerosos barrios. La acumulación de basura y la falta de respuesta política han puesto a la ciudad al borde del colapso.

Ante esta situación, la alcaldesa, Carmen Álvarez (IU), decidió reunirse en la madrugada de este jueves con la plantilla municipal del servicio de limpieza en los talleres del Ayuntamiento. Acompañada por cuatro delegados municipales, Álvarez escuchó las quejas y demandas de los trabajadores, reconociendo que muchas de ellas «no son nuevas ni responsabilidad exclusiva del actual equipo de Gobierno». La regidora admitió que «la administración todavía no cuenta con todas las herramientas necesarias para resolver esta problemática de manera definitiva» y señaló que «la falta de medios humanos y materiales es una de las principales dificultades» de un problema estructural que se arrastra desde hace años. «El personal del servicio de recogida de residuos del Ayuntamiento tiene razón», aseguró.

Entre las medidas adoptadas, el Gobierno local informó que este pasado lunes se incorporaron trece nuevos peones y dos conductores para reforzar la campaña de verano. Además, se está trabajando en una nueva oferta de empleo público para dotar de mayor estabilidad al servicio. En paralelo, se reparan tres camiones averiados, mientras que el pliego para el renting de dos vehículos nuevos «lleva ya un mes en la Unidad de Contratación y saldrá próximamente a licitación, respetando los plazos establecidos por la Ley de Contratos del Sector Público».

Bloque político

Más allá del colapso operativo, la crisis de la basura se suma a un bloqueo político que agrava la gobernabilidad del Ayuntamiento. El Gobierno municipal cuenta con solo siete de los 25 concejales de la Corporación y, pese a ello, la alcaldesa y su grupo de Izquierda Unida rehúsan abrir vías de diálogo con la oposición. Esta negativa ha tensionado aún más la situación, en un contexto marcado por la ruptura del pacto de coalición con el PSOE.

Por su parte, el pasado lunes, el Partido Popular solicitó la convocatoria urgente de una Junta de Portavoces para abordar la crisis, petición que respaldaron PSOE y VOX. Sin embargo, aunque los grupos acordaron celebrar la reunión este jueves, la convocatoria oficial depende exclusivamente de la alcaldesa, quien optó por no convocarla ni asistir. La oposición denunció esta ausencia en una nota conjunta sin precedentes, calificándola de «plantón» y «falta de respeto institucional». «No puede hablarse de 'espantá' porque en ningún momento Álvarez ni su equipo confirmaron asistencia ni convocaron formalmente la Junta», aclararon, pero insistieron en que la actitud del Gobierno evidencia «escaso talante democrático».

Los tres grupos de la oposición subrayaron que el encuentro pretendía tratar asuntos urgentes como la crisis en la recogida de residuos, la modificación del reglamento interno y la relación de puestos de trabajo. Con dieciocho concejales frente a siete del Gobierno, reclaman que sus aportaciones son imprescindibles para afrontar la situación y anunciaron que volverán a solicitar formalmente la convocatoria urgente de la Junta.

Desde el equipo de Gobierno, por su parte, se defendió que el teniente de alcaldesa y delegado de Infraestructuras, David González, estaba reunido con los trabajadores en el momento en que se convocó la reunión. Además, acusaron a la oposición de «ralentizar el trabajo de las delegaciones municipales» y de manipular a los trabajadores y a la opinión pública. «En vez de seguir en ese camino de confrontación que solo perjudica a la ciudad, deberían apostar por una vía constructiva. Ahí encontrarán la mano tendida del Gobierno», afirmaron.

Sin embargo, la realidad política de Sanlúcar es cada vez más compleja. La alcaldesa afronta un escenario de aislamiento, sin mayoría parlamentaria ni apoyo claro en la Corporación, lo que dificulta la gestión y aumenta la desconfianza entre los partidos. Mientras tanto, la ciudadanía sufre las consecuencias de la crisis de basuras y la parálisis política, un escenario que compromete la imagen y el bienestar de una ciudad de más de 70.000 habitantes.

El Ayuntamiento de Sanlúcar se ha convertido en un polvorín político, donde la falta de consenso y la tensión institucional ponen en riesgo la gestión municipal. Gobernar con solo siete concejales y sin diálogo efectivo es un desafío mayúsculo que ya está mostrando sus límites, mientras la basura se acumula y la paciencia de los vecinos se agota.

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