al filito
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El motivo del disgusto de mi contertulio fue la última frase, que animaba a conquistar la libertad sin mendigarla
Esas fueron las palabras de un amigo en la sobremesa del pasado sábado. Francamente, me hubieran dejado indiferente (no entra en mis cálculos gustar a nadie) si no fuera por la continuación de la crítica: «incita a la violencia», me dijo.
Evidentemente, repasé la columna del pasado lunes para comprobar si había cometido la imprudencia de desvelar mis verdaderos deseos o -peor aún- si al responsable de editar esta columna se le había pasado advertirme sobre mi excesiva vehemencia. Pero no. El motivo del disgusto de mi contertulio fue la última frase, que animaba a conquistar la libertad sin mendigarla.
Mi amigo es socialista. De hecho, lleva viviendo de ese cuento desde que cumplió 21 (y se jubiló hace tres). Gusta de contarme historietas de su participación, como universitario, en el «ente pre-autonómico» y mil bolas sobre un supuesto sacrificio opositor para ganarse una plaza pre-preparada en la Diputación Provincial de los años ochenta, sin que en la comisura de sus labios se le escape muesca alguna. Y, además, se ofende -de verdad- cuando se le habla de la condena, por ladrones, a quienes fueron máximos representantes del Partido Socialista Obrero Español en Andalucía durante casi cuarenta años. «No se llevaron nada y fue todo para los parados andaluces», me espeta con convencimiento. Y yo tengo que conservar la calma y ampliar la risa, porque, si no, soy un violento.
El movimiento es lo que les asusta, aunque el Movimiento -con mayúscula- hubiera proporcionado a su familia casa, protección, seguridad y posición. Imagino que es esa defensa del sitio lo que motiva tanta inquietud respecto a quienes promueven una revisión integral de lo que se ha cocido en este país desde que el General lo dejó para festín de hienas.
Porque no se salva ni uno. La Monarquía es un insulto a la inteligencia. La Constitución, un burdel. El Ejército, una chirigota. El PP, una burla. Y el PSOE... Habría que saber hablar siciliano para describirlo.